viernes, 20 de septiembre de 2013

Moments to remember

Estas son algunas de las muchas fotos que me hicieron para un "book"









Más que compañeras de equipo, amigas. Y nuestro primer partido.



Y también grandes fiestas. Sin duda esta la más inolvidable.
La noche del Roscón de Reyes.






jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Qué hay de nuevo amigos?

Bueno. Que decir después de tanto tiempo sin escribir. Un año intenso, refiriéndome a los estudios, y que no me ha dejado tiempo ni para leer, ni para escribir... ni siquiera para respirar. Ha sido un año de examen tras examen pero a la misma vez de carcajada tras carcajada, quizás por eso estoy de nuevo donde estoy, en segundo de bachillerato ¡yupi! Pero esta vez algo más relajada, con tres asignaturas, tampoco es tanto, y mirándolo mas positivamente yo siempre quise un "año sabático" después de bachiller así que ¡aquí lo tengo! Respecto a otras cosas, bueno, he tenido mis más y mis menos pero aquí sigo, así que no serán para tanto. Muchas cosas me las he ganado a pulso y otras han venido solas, pero de los errores se aprende y si te caes te levantas. Ahora estoy en un momento de mi vida en el que hago oídos sordos a todo lo malo que me rodea, durante este tiempo he aprendido a hacer caso omiso a las cosas que te hacen daño, o al menos eso creo. También a valorar a quienes me dan las mejores cosas, sonrisas y buenos recuerdos.
Tampoco tengo mucho más que contar, este año ha sido distinto sin duda, quizás por eso dicen que segundo de bachillerato es un año que recordarás toda tu vida por las presiones, las miles de tardes estudiando y las adversidades aunque quizás yo no recuerde este año por eso, sino por las lecciones que antes o después aprendes.

<Voy a poner en las siguientes entradas (las de arriba) imagenes sobre este año>

lunes, 14 de enero de 2013

I knew you were trouble, Héctor


Cuando llegó a casa, aún seguía pensando en la escena del ascensor del hotel. Sentía que había traspasado un límite peligroso sin que estuviera en sus planes.
Valentina, a sus 19 años, siempre había sido la típica niña buena que no hacía nada sin el consentimiento de sus ricos padres. Solía tener todo lo que quería en menos de veinticuatro horas siempre y cuando mantuviera la honradez y dignidad que la familia Del Amor había tenido desde hacía décadas. Valentina del Amor era una joven llena de belleza, tanto exterior como interior, tenía una melena larga y ondulada de un color cobre brillante que siempre llevaba al viento, unos ojos marrones claros que al sol parecían volverse verdes y una sonrisa como ninguna otra; físicamente tampoco pasaba desapercibida claramente, sus padres se habían encargado de convertirla en la “chica perfecta”. Respecto a su vida académica no hay nada que no se pueda destacar, tenía una nota media inmejorable y sabía tocar el piano, aunque ella decía que era el instrumento de los niños pijos por naturaleza, pero ella y esos “niños pijos” no tenían nada que envidiarse porque aunque ella quisiera negarlo pertenecía a ese grupo de adolescentes. La señorita Del Amor también había tenido esos amores adolescentes, unos más sinceros que otros, que todos tenemos alguna vez. Pero solo uno, Héctor, dos años mayor que ella, la había marcado de tal manera que no había podido remediar cometer locuras, pero de eso hacía tiempo. Valentina tras un largo y rígido castigo de sus padres había vuelto a ser la “chica perfecta” que querían que fuera. Se había echado un novio también “perfecto” que compaginaba muy bien con su madre y al que su padre adoraba debido a su talento por el golf, o quizás por su fortuna.
Una tarde se dirigía al hotel a recoger unas compras que le habían traído desde París, claramente una chica como ella no se iba a conformar con comprar su ropa o zapatos en cualquier tienda de ciudad. Tenía una suite reservada en el hotel Ritz de Madrid solamente para guardar estas vestimentas tan caras. Y cuando terminaba de probárselo todo volvía a casa o si estaba muy cansada dormía allí.
Pero aquella noche mientras bajaba en el ascensor se encontró con la persona a la que más extrañaba sin darse cuenta y quizás la que menos le convenía. Su ex. Había pasado mucho tiempo desde su último encuentro pero al verlo de nuevo ella pensaba que se desmayaba allí mismo. Héctor iba con traje chaqueta, se estaba soltando la corbata y desabrochando los primeros botones de la camisa cuando entraba en el ascensor. Llevaba esa barba de tres días que a ella le gustaba tanto y al verla el simplemente tuvo que hacer dos movimientos para volverla loca. Sonreír y pasar su mano hacia atrás sobre el pelo como si intentara peinarse con los dedos. Valen, como él solía llamarla, en un intento de mantener la calma, por como ese hombre en menos de tres segundos la había erizado, se mordió el labio sin darse ni cuenta. Su cuerpo comenzó a latir instantáneamente. Él sabía que su encuentro no podía quedarse simplemente en unas palabras y paró el ascensor. Empezaron a besarse como locos, con ganas, con pasión y con algunos “te he echado de menos”. Poco después desaparecieron entre las habitaciones del hotel.
De vuelta a casa Valentina no podía creerse lo que había ocurrido, no podía permitir que se enteraran de lo que comenzó en un simple ascensor y duró toda la noche, pero tampoco se arrepentía de ello.
Cuando llegó trato de comportarse con normalidad para que nadie sospechara que no había dormido sola aquella noche. Intentó ponerse a leer para distraerse pero en ese instante leyó una frase que volvió a recordarle a la noche anterior “Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos sin saber que… algún día volveríamos a encontrarnos”. Viendo que con leer no conseguía olvidarse de lo sucedido puso la radio pero sonaba “ I Knew You Were Trouble”. Todo le recordaba a la pequeña aventura de aquella noche. Se estaba volviendo loca. Loca de amor. Ella solo podía imaginarse como hubiera sido su vida con él, y rápidamente supo que la palabra “aburrida” no estaría en su historia. Quería dejarlo todo y no arrepentirse de nada, pero eso no siempre es fácil. Decidió ponerse a tocar el piano y así poder elegir lo que tocaba concentrándose al máximo y olvidarse de lo demás.
Media hora después sonó su Iphone5, no era ni una llamada ni un WhassApp, sino un mensaje. Ella consideraba que los sms tenían más valor, pues no podías darle vueltas al asunto, eran claros y directos, y gastabas un poco de dinero en hablar con la otra persona. Aunque para gente como Valentina unos céntimos no suponían nada. El mensaje era de un número desconocido y decía: “Estaba... Estaba pensado en ti. Estaba pensando en como te he echado de menos. Pero no durante estos últimos días. Sino siempre. Estaba pensando en que podríamos ser felices, en lo bonito que sería ser una pareja cualquiera, incluso aburrirnos en un sofá, mano sobre mano, delante de la tele. No voy a decir que no puedo vivir sin ti. Porque puedo vivir sin ti. . . Pero no quiero, Valen" Valentina solo pudo sonreír pero esperaba que ese mensaje no fuera de Héctor, era algo imposible, Héctor era el típico rebelde de las pelis y para nada tenía ese punto romántico. Aunque en el fondo deseara que fuera suyo, no debía serlo. Pero a ella se le olvidó que al final de esas pelis el chico malo terminaba enamorado. El mensaje era de Héctor. Ese “Valen” del final del sms lo decía todo. Pero por si fuera poco, al instante le llegó un whassapp “Soy Héctor, he cambiado de número, podría habértelo dicho por aquí pero sé que los mensajes te parecen más importantes, sólo necesito una respuesta y nos escapamos juntos”. No podía creerse lo que le estaba sucediendo. Era la típica historia de los libros, la que todas hemos soñado alguna vez, pero esa no debía ser su vida, ella había nacido para ser un ejemplo a seguir como toda su familia. No podía cometer errores. Y se acordó de una frase que de pequeña le habían dicho “Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve dónde él te lleve”. En ese momento su corazón solo la guiaba hacia Héctor. Pero entonces… ¿Dónde quedaba toda la honra de su familia? ¿Y su futuro? Estaba entre la espada y la pared y eso, no le gustaba para nada.
Por un momento intentó recordar todas las sonrisas que le habían aportado sus padres y todas las que en menos tiempo le habían aparecido gracias a las tonterías de Héctor. Su nombre resonaba en su cabeza, una vez tras otra. Hizo la maleta y escribió una nota que dejó sobre la mesita de su habitación. “Necesito escaparme por unos días, no os preocupéis por mi. Ya volveré. Valentina” Dejó su móvil encima de la cama y se marchó. No quería que nadie le hiciera cambiar de parecer. Quizás no había tomado la mejor decisión del mundo pero en ese momento era lo que siempre había querido, dejarlo todo por amor.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Una vida da para muy poco

Empezamos diciembre en sábado, que mejor manera de empezar un mes que con un sábado. El último mes del años. Frío, exámenes finales, notas y el famoso "fin del mundo" no se si por los mayas o por las notas, eso ya lo veremos. Nos quedan 28 días para terminar el año y 19 para ese fin del mundo del que todos tenemos dudas y puede que sea el momento de preguntarte lo de "Si el mundo acabara mañana ¿qué harías hoy?" Pues tienes suerte, aún te quedan esos 19 días para romper reglas, perdonar rápido, besar despacio, reír duro y no  arrepentirse de algo que te hizo sonreír que ya habrá tiempo de arrepentimientos más tarde y sino siempre podrás decir que hiciste lo que te apeteció a cada momento en los últimos días.

Yo no me puedo quejar del comienzo de mes, porque quedan muy pocos días y yo pienso sonreír cada uno de ellos. Va siendo hora de que hagamos esa famosa lista de "Antes de morir quiero... " por lo que pueda pasar y quizás no llegue a cumplirlas pero si esto no acaba tengo intención de hacerlo todo porque nunca se sabe lo que puede pasar mañana pero hoy, hoy te queda un poco más para sonreír cada instante.

YO, ANTES DE MORIR QUIERO: Tirarme en paracaídas, viajar a Nueva York y comprarme lo más caro que pueda, buscarme un argentino bien guapo que me lleve el desayuno a la cama y que me de sexo salvaje por las noches, que me mantenga en una casa en Los Ángeles durante un tiempo y después viajar a Venecia. Poder ir a todos los festivales de música más conocidos del mundo y unos buenos desfases con mis guarrillas de PS. Ver en Santander el museo de los castigos a personas del siglo XVIII-XIX, hay que estar preparada para cuando un ex- quiera volver y sobre todo, pegarme los mejores veranos del mundo.

Sino el año, yo quiero terminar la vida a mi manera, como a mi me gusta, disfrutando cada momento y valorando a los que están, estuvieron y estarán en esos momentos haciéndolos tan especiales. Quiero acordarme de cada día inolvidable y de cada noche mítica porque una vida, da para muy poco.


martes, 16 de octubre de 2012

Esta noche dime que me quieres.




Hacía mucho que Sofia esperaba esa llamada. Le habría gustado no recibirla, pero sabía que llegaría. Entonces abrió el teléfono. Se quedó en silencio. Oyó su respiración. Tancredi, sonrió y luego le habló. 
- Estaba... Estaba pensado en ti. -Sofia continuó en silencio-. Estaba pensando en como te he echado de menos. Pero no durante estos últimos días. Sino siempre. Estaba pensando en que podríamos ser felices, en lo bonito que sería ser una pareja cualquiera, incluso aburrirnos en un sofá, mano sobre mano, delante de la tele. Estaba pensando en lo bonito que sería discutir, decidir dónde ir de vacaciones, quizá no ponernos de acuerdo. Y en lo bonito que sería dejarte ganar... O no. -Ella sonrió-. Estaba pensado en que tenías razón. Pero lo más importante es que tengo ganas de amar, y tengo ganas de amarte a ti. Te esperaré en el bar de abajo de la iglesia, donde nos conocimos, donde no quisiste ir a tomar algo la primera vez que nos vimos. Te esperaré esta tarde... Y durante toda la noche nos estará esperando un avión que nos llevará donde tu quieras. -Sofia exhaló un enorme suspiro. Y él entendió que era como si le hubiera dicho "¿no quieres decirme nada más?" Entonces él simplemente añadió-: Te quiero.
Y cortó la llamada.

domingo, 14 de octubre de 2012

Que malo es conocerse.

Soy de esas personas a las que no le hace falta estamparse contra una pared para darte cuenta de lo que hay detrás, pero sí de esas que necesitan que le pongan las cartas sobre la mesa.
Hace unos días estaba muriendo de amor, y ahora muriendo pero del asco. No es por ser grosera pero las cosas claras, que coño hago yo calentándome la cabeza por alguien que ya se como es, lo que conlleva y lo que quedará después. Me han tenido que dejar las cosas claras para que me diera cuenta de todo, que lo que yo sabía y por que yo quería jugármela una vez más no sirve para nada, ni me lleva a ningún lugar, y eso, es perder el tiempo. Piensas que si hace un mes dejaste algo no es para volver a retomarlo pero de distinta manera sino para apartarlo por un tiempo... Estoy cansada de malgastar el tiempo con idas y venidas según a la gente le convenga, que vida solo hay una y según dicen, pasa muy rápido.


jueves, 4 de octubre de 2012

Recordé, sin querer, como era el tacto de tu piel y sin duda, aun te llevo en vena...

Vuelves, como cada año, por las mismas fechas, recordando todo lo que fuimos y con ganas de vivir todo lo que podemos llegar a ser. Con indirectas de que nos toca volver, de que somos un ni contigo ni sin ti, sabiendo que estaré por ti y tu estarás por mi, o quizás solo estarás. El problema es que hablar es fácil, pero demostrar se te hace más complejo. Adoro tus "tengo ganas de verte", pero odio tus "cuando quieras puedes venir a verme". ¿Habías dicho que tenías ganas de verme, no? tú a mi, por si lo olvidabas. Odio estos momentos en los que sé lo que viene después pero también me encanta que vuelvas.
Se dice que "cuando vuelves con una persona no estás enamorada de ella, sino de los recuerdos" pero a veces pienso que no siempre es así, porque de una persona tienes que enamorarte cada día y eso con lleva que también pueda ser día sí y día no.

Nos queremos desde el primer día, solo que a veces, se nos olvida.